sábado, 24 de noviembre de 2012

Cuento: Solo como el mar.




Mi nombre es Phillip, tengo 13 años, vivo en un lugar muy hermoso, para mi es lo mejor del mundo, la playa mas bonita, no me gusta ir a la escuela, no tengo muchos amigos, no entiendo porque pero se me hace muy difícil eso de convivir con los demás, mi mama dice que debo ser mas espontaneo, que estaría muy bien que tuviera mas amigos, lo que ella no sabe es que estoy muy bien así, pero ella dice que la gente como yo nunca se supera en la vida. Creo que mi mama es la persona más sociable del mundo, tiene miles de amigos, todo el tiempo esta con el teléfono en la mano, la gente la busca como si no pudieran vivir sin ella, y mi papa no es la excepción. La mayoría del tiempo estoy solo caminando a la orilla del mar o recolectando conchitas o simplemente sentado esperando a que descienda el sol y ver esos maravillosos atardeceres que solo se ven aquí, me gusta mucho jugar basquetbol, pero un día trate de jugar con mis vecinos y pues no me dejaron ni siquiera acercarme, no entiendo porque lo hacen, no soy malo, no tengo ninguna enfermedad extraña que pueda contagiarles  y no soy gay, pero la verdad es que no me importa lo que ellos piensen de mi, prefiero estar solo.

La semana pasada llego mi familia para pasar la navidad, es que donde ellos viven hace mucho frio y vienen con nosotros porque aquí nunca deja de hacer calor, para mi es el mejor clima del mundo, mis primos lo odian, ellos prefieren quedarse en sus casas congelándose, creo que están locos porque no hay nada mejor que disfrutar de la hermosa playa. Mis primos tampoco me hablan, bueno si lo hacen, pero solo porque sus papas los obligan y solo lo hacen enfrente de ellos, cuando no, ni siquiera me voltean a ver. Mi casa es muy grande así que tengo que compartirla con todos ellos porque se quedaran aquí hasta después de año nuevo, he estado muy triste porque el día en que mis primos llegaron entraron a mi cuarto y destrozaron mi colección de “cosas del mar”, son cosas que he ido recolectando desde que tengo memoria, estrellas de mar, algunas algas secas, caracoles, piedritas de colores, conchitas de todos tamaños,  formas y colores, también he encontrado esqueletos de pescados, caparazones de tortugas, hasta dientes de tiburón. Pero da igual mis primos las desordenaron y perdieron mas de la mitad, los acuse con mi mama pero mi mama me dijo que eso de coleccionar “cosas del mar” era una tontería, que dejara de quejarme y que madurara, que ya no era un niño pequeño. A veces pienso que ni siquiera le importo a mi mama, nunca esta de mi lado, según ella hago todo mal y siempre que mis primos me molestan ella los defiende a ellos, estoy seguro que ella preferiría que cualquiera de ellos fuera su hijo. Espero que esta semana pase muy rápido.

Han pasado dos semanas desde que mi familia esta aquí, ya no los soporto y hace unos días fue el colmo, mi mama me pidió que le cediera mi habitación a uno de mis primos porque se había enfermado y dice que mi cuarto es mas grande y fresco, la verdad es que yo nunca lo vi enfermo, pero el caso es que me sacaron de mi cuarto, ahora duermo en el piso, con mis demás primos, todos roncan, tuve que salirme a las tres de la mañana de mi casa porque no podía dormir, lo bueno es que enfrente de mi casa esta mi lugar favorito en todo el mundo así que tome una chamarra y salía caminar a la playa, de verdad que estando ahí me siento feliz, no solo es mi lugar favorito, es un lugar donde puedo pensar, hablar conmigo mismo, ser yo mismo, ya que si nadie me entiende me tengo que entender yo de alguna forma, y creo que me entiendo perfectamente, sé que soy feliz aquí. Me gusta pensar que me convierto en agua y me integro a esos millones y millones de litros de agua que existen, a veces también me identifico con el mar, juegan un rato con el pero al final siempre lo dejan solo.

Ayer fue 24 de diciembre, todos despertaron muy contentos porque por fin es navidad, yo no le veo la gracia, pero como siempre, estaba obligado a estar con mi familia, mis tías estaban preparando la cena, siempre comemos lo mismo, bacalao, a pesar de vivir a lado del mar no me gustan los mariscos, amo a los peces y a todo tipo de animal marino pero no me gusta comerlos. Llego la hora de la cena, como todos los años todos se pusieron su mejor ropa, se perfumaron, se arreglaron, mis papas compraron muchas botellas de Champagne para el brindis porque somos bastante familia o bueno, ellos, mi tía comenzó a servir la cena, primero sirvieron un plato de sopa que creo que fue lo único que comí ayer porque nada de lo demás me apetecía, llego la hora del bacalao, mi tía me odia así que me sirvió el plato mas grande y lleno que pudo servir, ni siquiera lo toque, solo veía como todos los demás se atragantaban con ese asqueroso plato, mi papa se percato que yo estaba apunto de vomitarme y muy enojado se volteo y me dijo que me comiera todo lo que estaba en mi plato y que si no me lo comía me iba a levantar de las orejas y me iba a encerrar en mi cuarto, trate de comérmelo porque no quería tener problemas, pero no pude , apenas si la probe y sentí que lo que había comido en toda la semana se me iba a salir en ese momento del asco, mi papa muy enojado se paro y me grito enfrente de todos que me retirara de la mesa y eso hize, me fui a la sala y desde ahí observaba como a mis primos les decían: -Si no quieren no se coman el bacalao, con niños,a la mayoría no les gusta –, y diciendo eso les retiraban el plato y les traían el postre, ese delicioso pastel de chocolate que tanto me encantaba. Fui a la cocina y pregunte a mi tía si me podía dar un poco y la muy grosera me dijo que no, que porque no me había acabado el bacalao. Todo eso me puso muy triste así que decidí ir al mar a caminar a la playa, como ya lo dije, es lo único que me hace feliz, apenas eran las 11:30 de la noche y me canse de caminar así que me acosté en la arena, empecé a ver las estrellas, había algo raro en el cielo, nunca había visto tantas estrellas, eran millones de ellas, había tantas que casi no se distinguía lo azul marino del cielo nocturno y así estuve admirando el paisaje hasta hoy.

Son las 10 de la noche del 25 de diciembre y no se hasta donde me ha traído la arena, ya no veo mi casa y espero nunca mas volverla a ver, he decidido que si quiero ser feliz debo de estar en el único lugar especial para mi y lo mejor de todo es que estoy enfrente de él, ya no puedo esperar a sentir como mis pulmones se llenan de agua salada, creo que nunca me he sentido mas feliz en mi vida, aunque estoy muy nervioso, hay algo que me detiene pero no estoy seguro que es, lo único que se es que nada importa ya, solo importo yo y debo hacerlo. Dicen que morir ahogado es una de las maneras más horribles de morir, pero creo que en mi caso no hubiera podido escoger una mejor.



Autor: María Carolina Moreno Estrada 

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