martes, 20 de noviembre de 2012

Fábula: El cuervo y el ruiseñor.



  Una tarde de otoño, cuando los animales se encontraban recolectando alimento y provisiones para el frío y crudo invierno que acechaba con su llegada, el ruiseñor hizo un anuncio: “¡Escuchad todos! organizaremos un concurso de canto para reconocer al animal con la voz más hermosa de todas” y entre dientes dijo: “Que por supuesto, soy yo”.
  Al escuchar esto, los animales del bosque se entusiasmaron y muchos se inscribieron al concurso que se llevaría a cabo una semana después, entre ellos se encontraba el cuervo, lo que causó burlas y asombro entre los animales, pues creían que debería ser una broma, ya que él no poseía una voz hermosa, sino todo lo contrario. El cuervo, emocionado por el concurso, hizo caso omiso a lo que los animales decían y se dedicó a afinar su voz. Por la mañana, mientras el ruiseñor dormía despreocupadamente, el cuervo volaba a la parte más solitaria del bosque para ejercitar su voz.
  Al regresar a casa, se encontró al ruiseñor quien le dijo: “No malgastes tu tiempo, pues todos sabemos que el ganador de ese concurso seré yo y tú no tienes esperanza alguna.” El cuervo cabizbajo, entró a su casa y se quedó pensando en aquellas palabras hirientes que el ruiseñor le había dicho, además de su intento fallido por educar su voz; se encontraba desesperanzado y sin ganas de seguir tratando, pero decidió seguir intentándolo para ver si lo lograba, aunque no ganara el concurso.
   Así pues, después de haber terminado sus actividades diarias, se dirigió una vez más a aquella parte del bosque en la que podía practicar su canto durante horas. Realizó esto todos los días previos al gran concurso, mientras el ruiseñor se burlaba y perdía el tiempo. Al ruiseñor le encantaba comer paletas de hielo, a pesar del mal clima, despreocupado por el concurso comía lo que quería.
  El gran día llegó y el público se encontraba en sus asientos, aplaudiendo la aparición de los participantes, hasta que el turno del ruiseñor llegó. Todos se, hallaban emocionados por su participación, esperaban que fuera la mejor actuación del concurso, pero desafortunadamente no fue así. Cuando el ruiseñor abrió el pico para cantar, un espantoso ronquido salió de él, al parecer se había enfermado por comer aquellas paletas de hielo. Los animales sorprendidos, pidieron que pasara el siguiente participante, el cual era el cuervo.
   Cuando hizo su aparición, los animales del bosque comenzaron a reírse y a gritar uno que otro chiste acerca del cuervo, pero él abrió el pico y de este salió la melodía más dulce que ellos habían escuchado. Todos completamente perplejos de lo que sus oídos estaban oyendo, se levantaron de sus asientos y aplaudieron con fuerza al cuervo. Al terminar el concurso, el cuervo tenía en sus manos aquel reconocimiento con el que soñaba, pero lo más importante, se encontraba satisfecho porque sus esfuerzos tuvieron frutos.



Autor: Sandra Stephany Baños Jimenez

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