Había
una vez, en un planeta lejano de la tierra, a muchos años luz de distancia, un
pequeño mundo llamado Unova. Unova era un planeta de población civilizada y muy
avanzada, al menos lo era hasta que los jóvenes de 18 eran secuestrados contra
su voluntad para ser entrenados y posteriormente ser utilizados por el ejército
de ese planeta para poder conquistar nuevos mundos alrededor de toda la
galaxia.
En
una pequeña ciudad vivía un joven de 17 años llamado Oshawott quien estaba a
punto de ser reclutado por el ejército para ser entrenado y serle de utilidad a
su planeta posteriormente. Oshawott tenía mucho miedo porque corría el riesgo
de morir en una misión de conquista.
Tepig
vivía junto a la casa de Oshawott, Tepig tenía 3 meses de haber cumplido los 18
años pero estaba escondiéndose de los reclutadores, Tepig era un muchacho que
vivía solo y andaba en malos pasos pero Oshawott no dudó en pedirle ayuda para
poder huir de los reclutadores que irían
por él seguramente el día de su cumpleaños, aproximadamente en una semana.
Tepig no le contestaba y Oshawott, desesperado, dejó de insistir e intentó
encontrar otra solución a su situación.
Al
día siguiente, por la mañana, Oshawott escuchó algunos ruidos en su ventana,
sonaba como si alguien estuviera golpeándola suavemente, él se encontraba aún
durmiendo y solamente abrió un poco un ojo para ver qué ocurría del otro lado
de la ventana. Oshawott se percató que el que golpeaba su ventana era Tepig, en
ese momento Oshawott se levantó de un salto para ver al que probablemente le
salvaría su vida.
-
¿Qué es lo que quieres, por qué me molestas?- dijo Tepig
-
Necesito tu ayuda, por favor, es algo de vida o muerte- contestó Oshawott
-
Tú bien sabes que yo no puedo andar ensuciando mis manos por un mocoso como tú.
-
¡Nada de mocoso! Casi tengo tu edad y por eso es que vengo a buscarte. – En ese
momento, Tepig supuso de lo que se trataba.
-
¡AH! Ahora sé por qué has venido a buscarme, me he vuelto famoso, ¿no lo crees?
– Oshawott intentó hacerle un alago para poder conseguir su cometido.
-
Así es, pero descuida, tu secreto está a salvo conmigo
-
Vayamos al grano. ¿Cuánto te falta?
-
Una semana, 6 días de hecho.
-
Perfecto, empaca tus cosas, el día de tu cumpleaños dejarás de existir.
Oshawott
no sabía si debía alegrarse o preocuparse, Tepig era una persona casi
desconocida para él, pero era a la vez, su única esperanza.
Esa
semana Oshawott no pudo dormir por la preocupación, esperó hasta que escuchó de
nuevo esos pequeños golpes en la ventana como los de la semana anterior.
Oshawott estaba listo para partir a donde sea que fuera necesario para poder
huir.
Tepig
ayudó a Oshawott a cargar sus cosas y entraron a casa de Tepig.
La
casa de Tepig nunca había sido vista por Oshawott nunca antes, era una casa que
parecía abandonada, llena de telarañas y muebles cubiertos de polvo, la pintura
se caía de las paredes y el techo tenía goteras, esto sin contar la docena de
animales que salieron corriendo al momento en que abrió la puerta.
Tepig
movió el mueble más grande y al parecer
más viejo para descubrir una puerta que había en el piso en la cual había un
túnel que posteriormente los llevaría a una casa subterránea llena de lujos.
-
Ni creas que este paraíso te va a salir gratis. – advirtió con tono retador
Tepig
-
No sabía nada respecto a un pago, no tengo dinero, será mejor que me
retire y a ver cómo le hago. – Tepig
detuvo a Oshawott y lo empujó en contra de la pared
-
¡¿A dónde crees que vas?! ¡Ya has visto todo esto! Ahora debes quedarte y trabajar
para mí para poder saldar tu deuda conmigo, no me voy a arriesgar a que hables
de esto con las autoridades.
Oshawott
aceptó sin dudarlo, trabajar para Tepig era lo menos que podía hacer, al fin y
al cabo él le había salvado la vida de una muerte segura. Pero Oshawott no
tenía idea de lo que le esperaba.
Lo
primero que necesitaban era tener un chivo expiatorio, entonces Tepig le dio una pistola a Oshawott y le dijo que
le disparara a un muchacho que no había pagado su parte por ocupar un lugar en
aquel escondite. Al momento en que los reclutadores irían por él, encontrarían
el cadáver de aquel muchacho y ya no sería necesario que fuera a poner en
riesgo su vida en el entrenamiento y posteriormente en alguna conquista. Oshawott
se rehusó y salió corriendo.
Tepig
persiguió a Oshawott por todo el túnel pero Oshawott fue más rápido y logró
escapar. El escándalo que hicieron al salir de aquel escondite llamó la
atención de las autoridades. Entraron y detuvieron a todas las personas que
estaban en aquel escondite, todo había sido culpa de Tepig y Oshawott.
Todas
las personas que se encontraban en el escondite
fueron reclutadas y organizadas por edades en la base más cercana del
ejército para empezar su entrenamiento para cuando fueran requeridos. Oshawott
y Tepig fueron colocados en el mismo escuadrón, el escuadrón del general
Scraggy quien los hizo entrenar como a ningún otro, todo por el hecho de haber
intentado evadir lo que era considerado como un deber hacia el planeta.
Scraggy
los hizo los mejores soldados del batallón y llegó la hora de poner a prueba su
entrenamiento. El planeta Unova se preparaba para conquistar al planeta Kanto,
todo estaba preparado, empezarían con un pequeño golpe de estado al rey de ese
planeta, solo era necesario un escuadrón para poder lograrlo, así que mandaron
a Oshawott y a Tepig para lograr esta misión. Oshawott ya no temía nada debido
a su arduo entrenamiento. El dia llegó, era hora de lanzarse desde las alturas
más sorprendentes para aterrizar con ayuda de un paracaídas en el punto exacto.
Las
defensas de este planeta detectaron la presencia del enemigo desde kilómetros
de altura, por lo que empezaron el fuego, uno a uno fue cayendo, los soldados
no podían hacer nada, si las balas no terminaban con su vida, perforaban el
paracaídas y la muerte era inminente, sin embargo Oshawott y Tepig lo lograron.
Llegaron al castillo del reino de Kanto para dar el golpe de estado, pero algo
pasó.
Oshawott
y Tepig decidieron dividirse para encontrar al rey más rápidamente y lograr su
objetivo. El tiempo era crucial, Oshawott no encontraba nada y Tepig tardaba
mucho, todos lo daban por muerto hasta que apareció con una mujer entre los
brazos.
Aquella
mujer era la princesa de aquel planeta, la princesa Misty. La princesa había
sido bendecida con poderes desde su nacimiento, podía ver la razón de los actos
de cada persona con el simple hecho de tocar su piel con la mano; además era
una de las criaturas más hermosas del universo. En el momento en el que Oshawott
vio a Misty quedó enamorado profundamente, los ojos de la princesa, llenos de
ternura y sinceridad le hicieron darse
cuenta que lo que estaba haciendo estaba mal, en ese momento Oshawott dejó caer
su arma y liberó a la princesa de los brazos de Tepig.
-¿Qué
te pasa? – gritó Tepig mientras forcejeaba con Oshawott
-
No estamos haciendo lo correcto, le hacemos daño a esta mujer y a la vez a su
planeta
-¡Pero
ese es nuestro trabajo!
-
No el mío
En
ese momento Oshawott noqueó a Tepig con un golpe especial que aprendió durante
su entrenamiento, se trataba de una técnica única. Tepig no despertó jamás. Oshawott
le pidió a la princesa que lo llevara con su padre, el rey de Kanto, la
princesa corrió lo más rápido que pudo para llevar a Oshawott al lugar donde su
padre se refugiaba por el ataque que estaba sufriendo el castillo, Oshawott le
explicó al rey que él conocía todas las tácticas que podrían ocupar los
invasores y que le diera poder sobre sus tropas para poder contrarrestar el
ataque del enemigo. El rey aceptó con tal de proteger a su planeta.
Oshawott
se colocó al frente de las tropas para ir al contraataque de los invasores,
ahora Oshawott sabía todas las tácticas del enemigo y además contaba con el
factor sorpresa como aliados para poder atacar al que antes era su instructor y
quien ahora estaba al mando de la misión de conquista, el general Scraggy.
Oshawott
dirigió a las tropas de Kanto, las cuales pelearon a su lado y con todo el
corazón con tal de proteger a su planeta y a la gente que amaban, la única
motivación de Oshawott era hacer el bien. Después de semanas de guerra, Oshawott
logró salir victorioso debido a las ventajas con las que contaba.
El
rey organizó una fiesta en memoria del héroe que había venido del planeta
enemigo para ayudar a una causa justa y que más que luchar contra un ejército,
había luchado por la libertad y la igualdad en el universo, además, el rey
ofreció la mano de Misty a Oshawott quien aceptó obviamente.
Después
de los años, la princesa se convirtió en reina, y con ella, su rey “Oshawott el
forastero”. Oshawott y Misty tuvieron hijos que viajan a través de un tele
transportador entre Unova y Kanto, que actualmente y gracias a Oshawott viven
en paz.
Autor: José Ignacio Diego-Pérez Montes
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